El Gobierno de Venezuela asegura que es "un invento" y aboga por ejercer su "legítima defensa" ante las "agresiones"
Expertos descartan la idea de una organización jerárquica liderada por Maduro y apuntan a objetivos "puramente económicos"
MADRID, 20 Sep. (EUROPA PRESS) -
La guerra contra las drogas se ha convertido en el último epicentro de las tensiones entre Venezuela y Estados Unidos, que acusa al presidente del país caribeño, Nicolás Maduro, de albergar y liderar una "organización terrorista" vinculada al narcotráfico: el Cártel de los Soles.
La supuesta banda criminal, que el Departamento de Estado introdujo a finales de julio en su lista de sanciones, ha sido acusada de apoyar a otros grupos de este tipo, como Tren de Aragua y el mexicano Cártel de Sinaloa, y sirve ahora de pretexto a Washington para introducir restricciones y perpetrar ataques contra embarcaciones en el Caribe.
La Administración de Donald Trump acusa a esta red venezolana de "proporcionar apoyo a otras organizaciones terroristas extranjeras que amenazan "gravemente" la paz y la seguridad de Estados Unidos". Para el mandatario republicano, se trata de un "peligro" que está "corrompiendo las instituciones venezolanas".
Así, el secretario del Tesoro estadounidense, Scott Bessent, defiende su introducción en la lista de sanciones; considera que esta designación permite poner de manifiesto la "vinculación del cártel con el narcotráfico" y destaca que la medida responde a las "promesas de Trump" de dar prioridad a cuestiones de vital importancia para Estados Unidos.
El magnate neoyorquino, que afirma que son tres las "narcolanchas" destruidas en el mar Caribe por las fuerzas estadounidenses como parte de las operaciones puestas en marcha para frenar el flujo de drogas, insiste en que estos narcotraficantes "serán cazados" en su empeño por introducir estupefacientes en el país norteamericano.
RED DE CORRUPCIÓN
A pesar de que algunos expertos defienden que se trata de una red de corrupción conformada por altos cargos de las Fuerzas Armadas y no una banda dedicada al tráfico de drogas, la Administración Trump ha impuesto una recompensa de 50 millones de dólares (unos 42 millones de euros) sobre Maduro, al que responsabiliza directamente de las acciones de este grupo y de fomentar la entrada de drogas en territorio estadounidense con el fin último de financiar su Gobierno.
El 'think tank' Insight Crime apunta precisamente a que esta organización, que carece a priori de organización jerárquica --como sí señala Estados Unidos--, se asemeja más a "una red de corrupción en la que altos cargos militares y políticos se benefician de los acuerdos establecidos con narcotraficantes". "El paquete de sanciones de Estados Unidos refuerza una visión equivocada de esta red, (...) cuando en realidad se trata de un sistema de corrupción estatal", indica el grupo de expertos.
Es decir, estos funcionarios harían la "vista gorda" ante el tráfico de drogas por parte de terceros, en vez de formar parte o estar al frente de una organización criminal ilícita y mafiosa estructurada en torno a un líder. Las sanciones impuestas por las autoridades estadounidenses recaen además sobre individuos que ya hacían frente en su mayoría a restricciones impuestas anteriormente.
PRETEXTO ESTADOUNIDENSE
Sin embargo, esto ha permitido a la Administración Trump contar con una mayor aprobación a la hora de realizar operaciones en el Caribe, las cuales han sido duramente criticadas por organizaciones de defensa de los Derechos Humanos, que advierten de un "precedente peligroso" en la zona.
Entre estas ONG se encuentra Amnistía Internacional, que ve una "dudosa legalidad" y se muestra "profundamente alarmada" por este suceso, en el que ve una "clara violación del derecho a la vida". "El uso de la fuerza letal en este contexto no tiene ninguna justificación", incide.
Estados Unidos derribó una primera lancha el pasado 2 de septiembre, cuando aseguró que el barco era utilizado para transportar drogas por parte del Tren de Aragua y a pesar de que previamente había llegado a un acuerdo con Caracas para el intercambio de cientos de presos y la reanudación de operaciones por parte de la petrolera estadounidense Chevron.
Aunque Trump sostiene que el propio Maduro lidera también algunas actividades de esta banda, la Inteligencia estadounidense no cuenta con pruebas al respecto y niega, a todas luces, esta supuesta vinculación.
Desde Insight Crime insisten en que la organización, cuyo nombre hace referencia a las insignias colocadas en los uniformes de los militares venezolanos, no cuenta con motivos ideológicos sino puramente económicos y no respalda realmente al Tren de Aragua, al que es vinculado de forma errónea.
POSTURA INTERNACIONAL
La situación, que se ha repetido en otras dos ocasiones, ha llevado a diferentes países de la región, como Colombia, Paraguay, República Dominicana, Ecuador y Argentina, entre otros, a declarar al Cártel de los Soles como organización terrorista a pesar de que el Gobierno venezolano reafirma que se trata de un "invento".
El ministro del Interior, Diosdado Cabello, afirmó recientemente que "cada vez que alguien molesta, es colocado como jefe del Cártel de los Soles", algo que algunos países, como Estados Unidos, "llevan años inventando".
Además, el Parlamento Europeo ha solicitado una resolución parecida por el conjunto del bloque comunitario contra la supuesta red criminal, a la que señalan por "dar cobertura a grupos armados", una iniciativa que ha sido puesta también sobre la mesa a nivel nacional a través de la Comisión Mixta para la Unión Europea, que aprobó el lunes una iniciativa impulsada con Vox y pactada con el PP para instar al Gobierno a promover la inclusión del supuesto cártel en la lista de organizaciones terroristas de la UE.
Desde Caracas siguen mostrándose cautelosos: esta semana, Maduro dijo ejercer el "legítimo derecho a la defensa" ante las "agresiones" de Estados Unidos y amenazó con la "lucha armada" si Venezuela es "agredida".
Todo apunta a que Estados Unidos, que no parece contar de momento con preceptos legales suficientes para perpetrar este tipo de ataques en el Caribe, busca poner a Caracas contra las cuerdas a medida que amplía su presencia militar en la región, tal y como aseguran los expertos.