Publicado 23/10/2025 13:02

México.- Un estudio en el que participa un profesor de la ULE revela que los dinosaurios "no estaban condenados a desparecer"

Jorge García Girón, profesor de Ecología de la ULE, es coautor de un artículo de la revista Science que explora los últimos ecosistemas dominados por dinosaurios en Nuevo México (EEUU).
Jorge García Girón, profesor de Ecología de la ULE, es coautor de un artículo de la revista Science que explora los últimos ecosistemas dominados por dinosaurios en Nuevo México (EEUU). - ALEJANDRO NISTAL GARCÍA

LEÓN 23 Oct. (EUROPA PRESS) -

El investigador de la Universidad de León (ULE) Jorge García Girón, profesor permanente laboral en el área de Ecología, es uno de los principales autores del artículo titulado 'Late-surviving New Mexican dinosaurs illuminate high end-Cretaceous diversity and provinciality', publicado ayer en la revista 'Science' y en el que proporciona una nueva perspectiva sobre los últimos ecosistemas dominados por dinosaurios en la Cuenca de San Juan, al noroeste de Nuevo México (EEUU), según el cual estos animales "no estaban condenados a desaparecer".

Estos últimos restos fósiles de dinosaurios fueron recopilados del Miembro Naashoibito de la Formación Ojo Álamo. Todos los dinosaurios, salvo las aves (que son sus descendientes modernos), se extinguieron hace unos 66 millones de años cuando un asteroide chocó contra la península de Yucatán en México, acabando con cerca del 75 por ciento de la vida en la Tierra.

Según ha explicado Andrew Flynn, profesor de Geología de la Universidad Estatal de Nuevo México y autor principal del estudio, los dinosaurios de Naashoibito vivían al mismo tiempo que grandes estrellas del imaginario colectivo como el Tyrannosaurus rex o el Triceratops. Estos animales no estaban en decadencia; por el contrario, sus comunidades estaban conformadas por numerosas y diferentes especies y variedades.

A diferencia de las comunidades de dinosaurios bien conocidas del norte de Estados Unidos, dominadas por grandes manadas errantes de Triceratops y Edmontosaurus, la fauna de Nuevo México la lideraba una especie muy diferente: el enorme saurópodo de cuello largo Alamosaurus, según ha informado a Europa Press en un comunicado la ULE.

Los investigadores calculan que el Alamosaurus podría llegar a superar en longitud a dos camiones grandes en serie, pesando alrededor de 30 a 80 toneladas, con un cuello larguísimo y una altura de unos 9 a 15 metros. "Sería el equivalente a una ballena azul, pero la mitad de pesado", ha explicado Jorge García Girón.

"NO ESTABAN CONDENADOS A DESAPARECER"

Los análisis llevados a cabo demuestran que los dinosaurios de Nuevo México, formados por especies totalmente distintas a las de Wyoming, Montana y Dakota del Norte, tienen la misma edad geológica, ha apuntado el profesor de la ULE, además de revelar que los dinosaurios "no estaban condenados a desaparecer antes de la gran extinción", sino que se encontraban "en plena forma", prosperando y el impacto del asteroide "los noqueó de golpe".

"Nuestros resultados contradicen hipótesis previas que sugerían que los dinosaurios se encontraban sometidos a un largo declive ecológico que los hizo más vulnerables a la extinción", ha añadido y ha explicado que otro descubrimiento "clave" de este estudio es que, después de la extinción, los mamíferos que sobrevivieron mantuvieron una muy alta diversidad biológica.

Al respecto, Steve Brusatte, profesor de Paleontología y Evolución de la Universidad de Edimburgo y coautor del estudio, ha explicado que los mamíferos de las regiones septentrionales y meridionales de Norteamérica mostraron ser muy diferentes entre sí a principios de la Era Cenozoica, a diferencia de otras extinciones masivas en las que los ecosistemas y sus comunidades biológicas devinieron más uniformes.

A lo largo de la historia de la Tierra, el campo magnético cambia de dirección: a veces normal (con el norte magnético como ahora) y otras invertido (el norte magnético hacia el sur). Los científicos saben cuándo pasan estos cambios y los usan para calcular el momento en el que se depositaron y formaron las rocas.

El equipo de investigación midió la dirección del polo magnético en las rocas y, junto con edades químicas de cristales en las areniscas de las mismas capas, descubrieron que los fósiles de dinosaurios del norte de Nuevo México tienen la misma edad que los de Tyrannosaurus y Triceratops en la famosa Formación Hell Creek, asentada sobre las tierras baldías de Dakota del Norte y Montana.

HASTA AHORA HABÍA POCOS FÓSILES

Según Jorge García, la desaparición de los dinosaurios es el caso más famoso de extinción masiva en la historia de la Tierra y, en este contexto, la "verdad incómoda" es que, hasta el momento, los paleontólogos tenían pocos fósiles de dinosaurios fechados con certeza en los últimos cientos de miles de años del Cretácico, antes del impacto del asteroide, de modo que gran parte de lo que se sabía sobre la extinción provenía de fósiles más antiguos y modelos estadísticos.

Ahora, en Nuevo México, hay fósiles de dinosaurios que estaban ahí, justo al final de la Era Mesozoica y fueron los que tuvieron que enfrentarse al asteroide "cara a cara", ha destacado Brusatte. "Y al compararlos con los únicos otros fósiles bien fechados de esa época, más al norte, vemos que sus comunidades eran muy diferentes. Claramente, había una gran variedad de dinosaurios justo hasta el momento en que el asteroide los barrió de la faz de la Tierra", ha apuntado.

Por este motivo, Jorge García ha asegurado que se puede demostrar "sin dudas" que estos dinosaurios son de los últimos del Cretácico. "Lo que encontramos es que estas rocas se formaron en los últimos 380.000 años de ese periodo. Eran los últimos dinosaurios vivos en Nuevo México antes del impacto del asteroide", ha concluido.

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