MADRID 22 Jun. (EUROPA PRESS) -
A veces lo más útil está justo delante de nosotros y no lo vemos. El clásico plástico de burbujas que tantos disfrutan explotar con los dedos es, en realidad, uno de los materiales más versátiles que podemos tener en casa. Lo que empezó como un intento fallido de papel pintado decorativo ha acabado siendo un aliado del embalaje, el bricolaje e incluso la jardinería.
Este film alveolar fue creado en 1957 por los ingenieros estadounidenses Marc Chavannes y Alfred Fielding, según recogen en su página web los expertos en embalaje de Simapack. Su invento no triunfó como decoración, pero sí revolucionó el empaquetado: es flexible, impermeable, reutilizable, y sus burbujas protegen frente a impactos.
Sin embargo, muchos desconocen que su uso va mucho más allá de proteger objetos frágiles: también sirve para aislar, conservar la humedad e incluso proteger a las plantas del calor y del frío.
PROTEGE TUS PLANTAS DEL CALOR DEL VERANO
El plástico de burbujas puede utilizarse en jardinería como cubierta ligera para proteger las plantas del viento, el granizo o los cambios bruscos de temperatura. Cuando se coloca correctamente -por ejemplo, sobre la tierra o las macetas- actúa como una barrera térmica que ayuda a frenar la evaporación y reduce el estrés hídrico, algo fundamental en periodos de sequía o en zonas donde el agua escasea.
Eso sí, no debe colocarse directamente sobre las hojas, especialmente en días soleados, ya que su efecto lupa podría dañarlas.
TAMBIÉN EN INVIERNO: UN ESCUDO CONTRA EL FRÍO
Cuando llega el frío, este material cobra un nuevo valor. El plástico de burbujas actúa como aislante térmico y protege cultivos, tallos jóvenes o plantas sensibles frente a heladas, viento o granizo. En muchos invernaderos se usa para cubrir estructuras enteras, pero también puede emplearse en casa, envolviendo macetas o ramas.
Las burbujas de aire que contiene limitan el intercambio térmico con el exterior y retienen el calor acumulado durante el día. Además, al ser ligero y flexible, se puede fijar fácilmente con pinzas, bridas o cinta, y reutilizarse durante varias temporadas.
OTROS USOS PRÁCTICOS QUE QUIZÁS NO CONOCÍAS
Más allá del jardín, el plástico de burbujas tiene múltiples aplicaciones domésticas. En invierno puede colocarse en los cristales de las ventanas para mejorar el aislamiento y reducir el gasto en calefacción. También actúa como aislante acústico, por lo que se puede fijar en puertas o paredes delgadas para reducir el ruido.
En la cocina, sirve para forrar cajones del frigorífico, evitar olores o proteger vajilla. También es útil para mantener la forma de bolsos y prendas delicadas durante el almacenamiento. Y en el ámbito de las manualidades, es una base ideal para pintar, crear texturas o incluso elaborar decoraciones en repostería, aplicando chocolate sobre el relieve del plástico.
En definitiva, el plástico de burbujas es un material que puede reutilizarse muchas veces. Si lo conservas sin romper, puedes aprovecharlo temporada tras temporada tanto en casa como en el jardín.